Manuel Cañete es presidente de la Federación de Asociaciones de Vecinos de la Zona Urbana de Xixón y presidente del Foro de la Movilidad.

Imaginemos un artículo que empiece por mostrar datos como estos:

El 80% de los habitantes del planeta vive en grandes ciudades lo cual genera movilidades indeseadas y consumos energéticos excesivos

La movilidad motorizada produce muchos daños y muertos en accidentes y, dentro de ella, la movilidad al trabajo produce casi 1/3 de la accidental mortal en el trabajo. En 2017 fueron 1200 las muertes derivadas de la movilidad al trabajo.

La contaminación produce más de 21.000 muertos al año en España de los que ¾ de la misma procede de los efectos de la “movilidad” actual.

Si no se actúa, las emisiones mundiales de CO2 aumentarán en 130% de aquí al 2050.

Gijón emite en un día medio laboral 530 toneladas de CO2, casi 2 kg por habitante, y consume el equivalente a 180 Tm de petróleo.

Según datos de Salud, en Gijón se producen más de 1000 ingresos hospitalarios por problemas asociados a la contaminación. La incidencia directa de contaminación en enfermedades crónicas y dañinas como el cáncer está demostrada.

La velocidad media de circulación en Gijón no llega a 25 km/h y la del Transporte Público a 17km/h

No cabe duda que ante estos datos tendremos la obligación de hacer algo

Mucho se habla ahora de la movilidad sostenible y de la movilidad del futuro, sobre todo cuando se trata de desplazarse por las ciudades, ya que es en este entorno donde se genera la mitad de las emisiones de Gas de Efecto Invernadero (GEI). En las ciudades es donde vive y trabaja el 80% de la población por lo que no es de extrañar que muchos ayuntamientos y administraciones hayan puesto cartas en el asunto diseñando Planes de Movilidad. El objetivo no es otro que conseguir una movilidad de bajas emisiones de dióxido de carbono (CO2), dióxido de nitrógeno (NO2), partículas Pm10 y Pm2,5 altamente perjudiciales y un menor consumo energético.

Los Planes de Movilidad Sostenibles, PMUS, se han convertido en herramientas imprescindibles y serán obligatorios en todas las ciudades de mediano y gran tamaño. Es más, desde el 1 de enero de 2012, la concesión de ayudas o subvenciones -a cargo de los Presupuestos Generales del Estado- a las Administraciones Autonómicas o Locales destinadas al transporte público o metropolitano, está supeditada a la puesta en marcha de un Plan de Movilidad Sostenible, siempre que esté en línea con la Estrategia Española de Movilidad Sostenible en vigor. En un principio los Planes de Movilidad iban dirigidos a las ciudades con oferta de transporte público, aunque también se destinaban a ciudades de pequeño tamaño interesadas en promover planes de transporte en centros de trabajo. En estos últimos años se ha dado un paso más hacia la movilidad sostenible apostando por la movilidad eléctrica. El resultado es la elaboración de una Estrategia Integral para el Impulso del Vehículo Eléctrico en España.

 

Al abrigo de estas consideraciones previas, la ciudadanía y muchas organizaciones sociales y políticas,  se han puesto manos a la obra fijando los criterios básicos de un modelo de transición a modos más sostenibles de movilidad que combatan los efectos más dañinos de la misma: Contaminación, GEI, accidentabilidad, congestión y ocupación de espacio público.

“Según diseñemos las ciudades así nos moveremos” H. Pezzi

Sí, el debate del Espacio Público y el uso del mismo es una de las tareas asociadas a esta acción. Durante los últimos 100 años el diseño de las ciudades y sus Planes de Generales Ordenación Urbana, PGO, han tenido como referente un crecimiento desmedido de la construcción y la movilidad motorizada como eje central de la misma, por lo que se han producido grandes errores en las mismas. Aceras intransitables, espacios inhóspitos, escasez de parques y espacios públicos en el centro de las ciudades. El crecimiento desmedido, e interesado en algunos casos, generan diseños urbanos insostenibles. Nuevo Roces en Gijón, al otro lado de la Ronda, es un barrio para 10000 personas sin servicios públicos fundamentales, y es el claro ejemplo de lo que una ciudad no debería hacer nunca. La gente trabaja y tiene sus servicios básicos fuera de su espacio natural y además prestar los servicios de Transporte Público resulta altamente costoso y complicado.

Estas premisas tan necesarias a nivel local e internacional, y el conocimiento científico que se tiene de ellos,  han dado lugar al aumento de la concienciación mundial y en la necesidad de actuar.

La Cumbre del Clima de Kioto (1997) y  la de Paris (2015), entre otras,  siguen mostrando la realidad tozuda de la necesidad del cambio. Hoy es innegable la necesidad de tomar medidas para paliar los efectos del Cambio Climático

Uno de los retos más importantes de nuestra sociedad en materia de movilidad es avanzar hacia un modelo de bajas emisiones de dióxido de carbono y menor consumo energético. El papel de las ciudades en la lucha contra el cambio climático y el medio ambiente urbano es determinante teniendo en cuenta que la mitad de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) son generadas en las ciudades, en las cuales vive y trabaja el 80% de la población y se consume el 80% de la energía.

Por estos motivos nacen, entre otras medidas, los Planes de Movilidad Sostenible en las ciudades y los Planes de Movilidad al Trabajo, y lo hacen con el reto de mejorar los hábitos de movilidad de los ciudadanos. Proponiendo nuevos modos de desplazamientos más sostenibles desde el punto de vista medioambiental. Los planes promueven la reflexión sobre las modalidades de movilidad que mejor se adaptan a nuestras necesidades y a las necesidades que plantea el ordenamiento urbano, incentivando el desplazamiento a pie, en bicicleta, en coche compartido y en transporte público como nuevas formas de movilidad a través de estrategias integradas y siempre en equilibrio con el crecimiento económico. Los beneficios para los ciudadanos se centran en conseguir una ciudad más limpia, con menos contaminación y donde desplazarse es más sencillo y económico.

Los criterios básicos del cambio se fijan en la ya conocida PIRÁMIDE de la Movilidad invirtiendo el orden anterior y poniendo en primer lugar la movilidad peatonal, los modos no contaminantes y el Transporte Público. La potenciación del Transporte Público en todas sus facetas, vial y ferroviario, es fundamental en esta transición. La pretendida reducción de los movimientos motorizados, ha de ser compensada con un transporte público más eficaz y eficiente. La puesta en marcha de carriles bus, la prioridad semafórica y la prioridad vial en todos sus desplazamientos urbanos y finalistas.

Los modos de movilidad sostenibles como la ciclista, VMP o los vehículos ecológicos y compartidos, han de ser también determinantes así como el incentivo al transporte pesado y de reparto de bajas emisiones. Todo esto son los ingredientes básicos.

Lograr que todo esto de resultado depende, en gran parte, del consenso político y ciudadano. Los cambios de hábitos, aun siendo necesarios, nunca resultan fáciles. Es necesario buscar y crear consensos y mucha pedagogía para lograrlo. PARAR, PENSAR y ACTUAR

En Gijón desde finales de 2016, existe el Foro de la Movilidad de Gijón, FdM, que, al igual que otros en ciudades de referencia, busca debatir y proponer el modelo de movilidad sostenible para nuestra ciudad. El FdM ha sido un instrumento capaz de sentar a 80 entidades para hablar de movilidad y proponer un Plan de Movilidad a la altura de las propuestas más avanzadas y ha mostrado que el CONSENSO es fundamental para todo esto. Un consenso que, desgraciadamente, no ha sido suficiente para que nuestra ciudad tenga un PMISS dando sus frutos y esté a la altura de las ciudades españolas y europeas más avanzadas en ello.

La Sociedad civil y los sectores implicados ya han dado muestras sobradas del compromiso con ello, Toca a nuestros representantes políticos, ponerse, de una vez por todas, manos a la obra.

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